La boda de Pepa y Candela

A Candela aún no le cae encima la realidad de que está casada y yo no había tenido tiempo de redactar la entrada correspondiente a su boda con Pepa pero bueno... todo llega y ahora estoy aquí, sentada frente al ordenador para agregar un par de cositas a la crónica del evento.

El día anterior a la boda, mi güera y yo estábamos en casa preparando nuestras cosas para viajar (con nuestra santa pachorra) y como a eso de las dos de la tarde me llama Candela para preguntarme que por dónde íbamos... "pues... vamos por el salón porque no hemos salido de casa aún". Ella como es muy educada no me dice nada pero intuyo que está pensando si iremos a llegar porque tal y como van las cosas no se nos ven intenciones de salir de casa...

Salimos (tarde como siempre) y llegamos como a eso de las siete treinta u ocho. Tranquilas, sin prisas. Llamo a Candela porque no sabíamos la dirección exacta y me dice que está probándose ropa porque aún no decide qué se va a poner y que Mayita saldrá a la calle para que ubiquemos su casa.

Mi güera me pregunta si conozco a Mayita y yo le digo super segura que si... para recordar inmediatamente que soy el despiste con patas y que solamente la he visto en el blog de su madre... por suerte es la única adolescente asomada a la puerta y no resulta complicado verla. Nos acercamos, nos presentamos y entramos a la casa. Nos recibe la hija mayor de Candela y enseguida sale Pepa... ¡Qué gustazo conocerlas a las dos! Conocer a Pepa es una sorpresa total porque de ella no había visto ni una foto. ¡Tiene unos ojazos, qué guapa! Las dos son muy amables y cálidas. Después sale Candela diciendo "a ver... deja que me ubique... ¡tú eres Pena! ¡y tú debes ser la güera!"

Besos, abrazos y el inicio de horas de conversación. El momento de elegir lo que Candela quisiera de lo que llevé para prestarle. A las tantas y muchas por fin nos vamos a la cama para descansar antes del gran día.

Amanece y nos despertamos todas. Nuevamente graaaan conversación (¡cómo hemos hablado en estos días!). ¡De pronto da la hora de comenzar a correr porque de otra forma las novias no estarán a tiempo! Todas nos arreglamos a la velocidad de la luz. Llegan las testigas (¿se vale decir testigas?) de la boda y veo que Pepa se encamina a la puerta muy decidida. Le pregunto que a dónde va y me dice que está MUY nerviosa y que ella ya se va para el ayuntamiento. Le digo que voy con ella, que cómo se va a ir sola y cuando vamos con un pie en la puerta llega mi güera que dice que ella también nos acompaña. Pepa que de normal tiene una sonrisa preciosa y super dulce, está tan nerviosa que nos lleva a matacaballo caminando hasta el ayuntamiento. Muy educada pero muy seria.

Llegamos y estamos fuera del ayuntamiento unos minutos hasta que les digo que veo que vienen Candela con las demás y en ese momento Pepa se evapora y se mete corriendo al ayuntamiento con mi güera, yo me quedo fuera para tomar fotos.

Al fin entramos. Subimos al salón de actos, la alcaldesa ya estaba allí. Comienza la ceremonia... ¡tan bonita! ¡tan emotiva! Cuando Pepa lee lo que lleva para Candela a más de una se nos saltan las lagrimitas. La única boda entre mujeres en la que yo había estado fue la mía y digamos que no me dí muy bien cuenta de lo que sucedía porque estaba super nerviosa, por eso y porque esta boda fue realmente linda lo disfruté muchísimo. En un momento de la ceremonia quise tomar una foto desde lo alto de una tarima y me quité los zapatos porque como llevaba tacones pensé: "ahora viene la parte en donde ruedo por los suelos y le chafo la boda a Candela y Pepa"... cuando ya pensaba que nadie se había dado cuenta veo que Mayita tomó vídeo y ¡me pescó! Grr... ni modo.

Al terminar la ceremonia vinieron los abrazos, los besos, más fotos, la comida y la fiesta en casa de Candela y Pepa.

Si tuviera que quedarme con algo para destacar, sería el gusto de ver a la gente que las quiere y que las acompañó en la boda, especialmente las hijas de Candela que son mujeres preciosas (como su mamá) y que estaban felices como nadie de ver a su madre tan enamorada y tan realizada en compañía de una mujer que la adora. Desde luego es evidente que Candela puede estar feliz porque ha hecho un trabajo excelente con sus hijas.

Realmente poder compartir esos momentos tan especiales ha sido un privilegio para mi güera y para mi. Pepa, Candela, ¡que esto les dure para siempre!