La noche entre el 1 y 2 de noviembre es mágica en mi país. La tradición de los indios y la católica se funden y el resultado es festivo. El Día de Muertos se celebra, entre otras cosas, con un altar en honor a los que queremos y ya no están. Este año no lo pondré en mi casa entre otras cosas porque se me ha echado el tiempo encima y eso lleva su preparación, pero otros años lo he hecho hasta en el lugar donde trabajaba y el resultado es más o menos así:
Me gusta pensar que esa noche (o alrededor de esas fechas) la gente que quiero y que ya no está físicamente me acompaña de alguna manera. Quien pone un altar, hace una fiesta para celebrar el día de muertos. Coloca en el altar la comida y la bebida que le gustaba a sus difuntos. El pan de muerto no puede faltar ni las flores ni los muchos colores.
Navegando en Internet encontré una página con fotos muy representativas. Se llama Día de Muertos.
Leyendo a Farala pensé compartir algo que sucedió en estas fechas en mi familia.
Era 1975 y por ese tiempo papá y mamá muchas veces dormían en habitaciones separadas porque ella estaba estudiando y como era nocturna, no quería interrumpir el sueño de él. Una noche de noviembre mamá fue a despertar a papá en mitad de la noche. Le contó que había "soñado" que su mamá, que había muerto cinco años antes, había venido a hablar con ella. Se había colocado a los pies de la cama y le había dicho: "Ay Chelita, tienes que prepararte y ser muy fuerte. Dentro de poco se va a morir Benjamín."
Mamá contaba que se había enojado mucho y le había dicho a mi abuela que si iba a venir para darle malas noticias que se fuera y que no quería oír nada más. Papá se lo tomó todo a broma y le dijo que si ya lo quería enterrar o qué. Al día siguiente se lo contaron a mi hermana y después se olvidaron del tema.
Pasó un mes y papá efectivamente murió, de un infarto fulminante, sin aviso y sin ningún síntoma previo.
Mamá siempre tuvo miedo de que mi abuela volviera a anunciarle alguna desgracia, pero no sucedió más o al menos no me lo dijo... pero yo sospecho que algo más sucedió, porque un mes antes de morir mi madre, comenzó a revisar papeles y disponer de cosas y fotografías que no había tocado en años.
Por todo eso, ¿porqué no va a ser cierto que esa noche mágica entre el 1 y el 2 de noviembre, o por estas fechas, puedo recibir la visita de esa gente que tanto quiero? Yo al menos lo vivo con mucho gusto... y poco a poco voy contagiando a mi güera. La muerte no es otra cosa sino parte de la vida.
me ha encantado tu post y terrible la historia que cuentas... me he pasado un rato por las fotos de andrade y el tema, qué recuerdos...
ResponderEliminarEntiendo que tu madre se enfadara. Yo no tengo miedo de ver a nadie que se haya muerto y que me quiera pero que no me traiga noticias de la muerte de otros seres queridos. Es una historia estremecedora, Pena. Con ella y con la de Farala me he vuelto a cuestionar temas de la muerte. Ojalá pudiera decir "ya os contaré cuando me muera" jejeje
ResponderEliminarCoño, qué miedo! Mi madre cuenta algo parecido, pero por suerte, a mí nunca me ha pasado nada raro de este estilo.
ResponderEliminarFarala: Pues ojalá que buenos... los malos los puedes desechar una vez que hayas aprendido lo que tuvieras que sacar de ellos; besos
ResponderEliminarCandela: en mi tierra se dice que no será tan mala la muerte cuando nadie ha regresado para quejarse...
Dintel: pero vamos a ver, ¿porqué miedo?. Ya quisiera yo que mi madre viniera a visitarme aunque fuera para regañarme. Además tranquila, estoy convencida de que estas cosas le suceden a quien está receptiva. Mamá siempre estuvo abierta a ver más allá de lo que los ojos ven :)
Me ha gustado la historia.. mi hermana vio a mi padre, dice ella uno días despueés de su muerte andando tal cual por la casa... ellos se quedan siempre al lado de uno
ResponderEliminarSoy muy propensa al humor negro. Mi pareja se quedó helada cuando le dije que no me hablaba con mi madre. Cuando me preguntó por qué y le respondí que porque no tenía ouija, pensó que estaba para encerrarme. Hoy, día 2 de noviembre, es el día de difuntos. La gente le tiene un miedo reverencial a los muertos, pero son más de fiar que los vivos.
ResponderEliminarIco: yo también lo creo, como he dicho varias veces, tanto amor no se puede evaporar en la nada.
ResponderEliminarJuli Gan: jajajaja... ¡muy bueno! Ese humor negro es "muy mexicano", allá todo el mundo te hubiera festejado la broma... cualquier día haré un post con algunas de las "perlas" de mi madre...