mayo 26, 2011
Síndrome Felipito
Este padecimiento comprende, como bien sabrá quien haya leído a Mafalda, una serie de síntomas de lo más desagradables: Vagancia persistente acompañada de un incómodo sentimiento de culpa por no estar estudiando como se debe; intentos reiterados de estudio interrumpidos por cada mosca (o idea) que pasa volando; ansiedad que crece por momentos según se va acercando la fecha del examen (o fin de las vacaciones o simplemente hora de entrada); incremento de la creatividad en un intento, muchas veces vano, de encontrar una salvación de última hora; etc.
El síndrome fue descrito genialmente por Quino, que no lo denominó como tal pero lo ejemplifica magistralmente a través del simpático personaje llamado "Felipito".
Habitualmente, los síntomas se manifiestan desde temprana edad, cuando el sujeto se enfrenta al sistema escolar y poco a poco se van extendiendo a otras esferas de su vida hasta convertirse en un problema sistémico.
Muchos afectados lo sufren de manera crónica aunque la mayoría de las veces el instinto de superviviencia los lleva a desarrollar estrategias que les permiten salir airosos de casi cualquier situación.
Dicen las malas lenguas que hay tratamiento eficaz para este síndrome y consiste en disciplinarse, organizarse y renunciar a las ensoñaciones y la excesiva autoconfianza con la finalidad de dejar atrás los sofocos... muchos afectados nos resistimos a curarnos del todo...
Este post, sin ir más lejos, no es sino un síntoma más... El sábado 28 me presentaré a la Prueba de Libre Acceso para Mayores de 45 Años de la UNED... y tengo por delante un señor libro de más de 500 páginas para recordar todo lo que algún día aprendí acerca de sintaxis, fonología, gramática y todas esas maravillas comprendidas en un "Curso Básico de Lengua Española"...
Que María Moliner y la RAE me agarren confesada... ¡ash! ¡que no soy católica, leñe!
P.D.: Me quedan en el tintero muchos comentarios los blogs que frecuento, pido disculpas y espero recordar lo que les quiero decir.
Otra cosa: En ningún momento de mi post anterior quise decir que haya más lesbianas trastornadas que mujeres heterosexuales trastornadas. No es mi impresión, ni tengo ningún elemento para opinar así. Simplemente fue que yo, en mi ingenuidad, me fui a meter a un grupito que se traía una dinámica de lo más insana sin apenas darme cuenta. Eso solamente fue el primer capítulo.
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Me temo que sufro el mísmo síndrome (siempre lo sufrí) y el sábado estamos en las mismas, sólo que yo no he mirado el libro en dos meses.
ResponderEliminarMUCHA SUERTE!
Chicas, Alson y Pena, lo sufrí y lo he sufrido hasta hace poco que dejé definitivamente los estudios de filología.
ResponderEliminarAbandoné periodismo por ese motivo. Cogí fobia a los exámenes. He llegado a ir a Madrid, a la universidad, a propósito para hacer el exámen y no entrar. Así fui alimentando más la fobia hasta convertirla en un gran problema. Huida. Por eso mi gran éxito fue terminar educación social, cada exámen me costaba estar enferma pero no huía, claro, mi psicóloga estaba a mi lado.
¡¡qué rollo! pero esto se resume en mi caso con una frase: Miedo al fracaso. A apostar mucho por una cosa y que no salga. Así que como residuo, que todavía tengo que solucionar está el entregarme más en las cosas que hago, sin miedo a que salgan mál.
MUCHA SUERTE Y TRANQUILIDAD. LO SACARÁS.
Suerte preciosa. Lo padecí hasta el extremo de haber tenido sueños reiterativos, acabada la carrera, en los que me tenía que presentar a un examen definitivo sin tener la menor idea del cuestionario, menuda desazón. Beso x 2.
ResponderEliminarJajajaja, estoy segura que lo sacará e iniciará una nueva etapa muy ilusionante en su vida.
ResponderEliminarYo simplemente soy una anárquica empedernida que se aburre con los libros de más de 200 hojas ymás cuando hay que leerlos por collons.
En mi época de Universidad no recuerdo fobia a los exámenes, la verdad es que no eran dificiles: la de de Literatura española lo que más era que tenías que leer cada tocho impresionante.
ResponderEliminarSí recuerdo que la filología, que me gustaba muchísimo, era muy complicada, casi como las odiadas matemáticas del bachillerato.
Si embargo recuerdo como una pesadilla las oposiciones: tenia que aprobar si o si y aquí no valía, ni vale, que te sepas el temario, es que tienes que saber más que los demás. Eso si que fue un trago.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarFelipita Mexicana, mucha suerte que lo mismo ni la necesitas y ya cuentas como fue el examen, que dentro de unos cuantos años lo mismo me animo y empiezo a estudiar yo que nunca pude hacerlo antes.
ResponderEliminarUn besito.
yo siempre he sido de organizarme disciplinadamente con esas cosas , aunque haya tenido dias vagos lo llevo bien. Tú estudia que luego tendrás tu recompensa. y cuando apruebes no te olvides de contárnoslo
ResponderEliminarÁnimo, tu puedes con 500 y con 1000 (páginas, digo) :))
ResponderEliminarSuerte para el sábado.
vamos, vamos, vamos, que tú puedes. Siempre fui muy vaga, por eso estudiaba mucho, porque me tenía hasta miedo. Si tienes dudas de lengua en el examen, me llamas y te ayudo, jajajjajajaaa.
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