enero 31, 2011

Crónicas de la Homologación II



Hace unos meses, en abril, publiqué la parte I de esta serie. Ahora que han pasado nueve meses puedo comentar los avances que he... ¿tenido?.

Increíblemente y a pesar de los pesares la hija de mi amiga consiguió enviarme todos los papeles requeridos. Me dirigí entonces a la subdelegación de gobierno con todo debidamente apostillado, fotocopiado en tamaño original, reducción y duplicado (por si acaso).

Ese día la suerte estaba conmigo. Llegué a las 11:55 y tomé un numerito de los que dan en esa oficina para organizar los turnos para pasar a hablar con los funcionarios. A las 12:00:01, una funcionaria va y retira no los números sino la máquina completa... a las 12:01 llega una chica que busca los numeritos y pregunta por ellos. La funcionaria le dice que ya no hay y que vuelva al día siguiente. No hay manera de que la chica pase a hablar con nadie aunque la oficina cierra a las 14:00.

Toca mi turno, voy a hablar con una funcionaria que, dicho sea de paso, es muy amable. Como ella ve a muchas personas cada día y ha pasado tanto tiempo no me recuerda pero yo a ella si. Es la misma que me atendió hace meses. Vuelvo a relatarle mi caso, a presentarle mis papelotes, a explicarle porqué quiero tal título y no tal otro, a enseñarle las cartas de recomendación que ella misma me dijo que me serían de utilidad y me ve como si yo fuera una genia por haberlas llevado, obviamente no recuerda habérmelo sugerido.

Entrego mi comprobante de pago de tasas (noventa euracos) y... me falta la fotocopia del NIE... shit! Me dice que puedo ir a la planta baja del edificio en el que estamos y que allí hay una máquina fotocopiadora pública... bajo y me encuentro con que la maquinita funciona con monedas de cinco céntimos. De ninguna otra denominación... ¡no llevo! ¡malditas manías! ¿quién me manda a mi a deshacerme de la calderilla y no acumularla nunca? pero espera... ¡Qué suerte! ¡en esa máquina hay una copia que alguien no sacó! claro, como de cada moneda de cinco céntimos sacas dos copias... lo aprovecho y agradezco al benefactor anónimo.

Vuelvo, entrego la copia... ¡ah! ¿también tenía que sacar el reverso? bueno... ahora vuelvo... salgo de la oficina y comienzo a pedir a todos los que se me cruzan en el camino "una limosnita por el amor de Dios". Consigo la mentada moneda, saco la copia y dejo una copia sin aprovechar para beneficio de algún desconocido ingenuote que venga detrás de mi. Vuelvo. Entrego la copia. Me mandan a hacer una fila kilométrica para entregar el expediente y que me den el número de registro con el que lo mandarán al Ministerio de Educación.

Me aclaran que pasarán de tres meses a seis meses antes de que tenga noticias. Regreso a mi casa y me ubico cómodamente a esperar sentada. No hay tiempo suficiente como para que eche raíces esperando, en octubre me llega una cartita muy linda del Ministerio de Educación diciéndome que mi expediente está incompleto. Falta UN papel que ni con toda mi imaginación ni con todos los consejos de la funcionaria amigable pude preveer que necesitaría... Esto es una pesadilla.

¿No me inscribiré en alguna primaria para adultos? sospecho que todo sería más rápido así...

Continuará...

10 comentarios:

  1. Ya entiendo lo de "PEna Mexicana", pero que la ESPERANZA no te falte.
    Un beso paciente

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  2. Arggggghhhhh. No me lo puedo creer. ¿A que papelito toca ahora atravesar el océano?

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  3. desesperante y sí, yo creo que si te hubieras puesto a estudiarlo de nuevo aquí, acabarías antes. mucha suerte para que todo termine pronto;Pena.

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  4. Ánimo, que no te falta. Saldrá bien, ya lo verás.

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  5. Pues oye, no es mala idea acortar camino con la escuela para adultos, jajaja.

    Ánimo, todo se hará. Sólo ármate de paciencia, que estas cosas de los papeles (más si son internacionales) son así. Y da gracias de que no necesitabas traducir los documentos, es mucha, mucha ventaja.

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  6. En todas partes del mundo las oficinas de gobierno son un dolor de cabeza.
    Animo ya saldrán tus papeles, ármate de mucha paciencia.
    Un beso bonita!

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  7. Lo mejor de esta burocracia que nos tortura es cuando dependiendo del funcionario de turno un documento es imprescindible o no es necesario presentarlo.
    Paciencia mexicana, ya queda menos.
    Besitos

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  8. angelica mía, parece que seguimos en aquella época del vuelva usted mañana, a la que le seguía eso de le falta una póliza. Algo de esa época me pilló a mí y siempre llevaba pólizas de cinco pesetas encima, por si las moscas.

    Espero la continuación... :) Muchos besos

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  9. No me falta Alson, me alegro que ya no pienses que soy una pobrecita tristona ;)

    jajaja emejota... yo hice el mismo ruido argghhh... pues es un papelucho del que hablaré en la tercera parte de esta crónica. Por desgracia no será la última :(

    Ripley: Por si acaso empezaré: mi mamá me mima, ese oso se asea así... esas ¿siguen siendo lecciones de primero de primaria?

    Ay Juli, si tú lo dices...

    bueno aminus... eso de que no los he tenido que traducir es un decir, que el sistema educativo mexicano es distinto al español y eso ha obligado a un cierto tipo de traducción... como esos son detalles muy técnicos no los he incluido en la crónica pero haberlos, haylos...

    Pues si Mayela, me estoy armando de paciencia pero sobre todo de valeriana... ¡va tan bien!

    Pues si cereza, porque el papelucho en cuestión me lo pidieron en el ministerio de educación, la funcionaria amable no tuvo la culpa... ni hablar!

    Candela: Las pólizas! La terremoto me habla de las mentadas pólizas... ella también cargaba con pólizas extra por si acaso. Supongo que las fotocopias son los equivalentes de ahora...

    besitos a todas, gracias por los ánimos.

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  10. Menos mal que te tocó una "funcionaria agradable", porque si, encima, te toca una de esas que quieres matar, por estúpida e incompetente, ya sería para tirarse de los pelos.
    Estoy segura de que en ese pueblo que no te quiere comprar tu Güera, los papelotes no existen. ¿A que no?

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