noviembre 14, 2010
Plegar olivas
Tengo lo menos tres entradas en borrador esperando que tenga cabeza para revisarlas y publicarlas pero hoy tuvimos uno de esos días que merecen ser conservados.
Mi güera y yo nos fuimos a ayudar a mi suegro a "plegar olivas" que no es otra cosa que recoger aceitunas de los olivos que él tiene en un campito que se compró con mucho esfuerzo y después de mucho trabajar.
Los olivos no son muy viejos, apenas tendrán unos treinta años pero están muy mimados. Mi suegro los esclarece (los poda) hasta que tienen la forma apropiada, elige con cuidado qué ramas hay que conservar y cuáles hay que quitar. Ha aprendido poco a poco.
Hoy me contaba que esos olivos que tiene fueron sembrados a la manera "de antes". Cuenta que se dejaba que los tordos comieran las aceitunas y cuando cagaban las semillas se cogían y así calientes aún se sembraban, porque de esa manera germinaban mejor. Cuando habían brotado se criaban hasta que tenían cierto tamaño y como la planta resultante era "borde" se injertaba y entonces sí que se sembraba en la tierra donde se iba a dejar crecer. Me ha parecido entrañable pensar que él conociera a sus árboles tanto como si fueran sus hijos.
Según íbamos avanzando de árbol en árbol nos decía: "este es muy trabajador pero este año ha sacado las olivas muy pequeñas... este otro no es tan trabajador..."
Nos explicó cómo colocar las mantas para que al tirar las aceitunas al suelo cayeran dentro, nos enseñó cómo recoger las mantas para que fuera más sencillo meter las aceitunas en cajas, nos mostró cómo cogerlas sin varear las ramas. Él dice que evita todo cuanto puede golpear los árboles con las varas porque "el árbol sufre". También nos cuenta que él nunca quita todas las aceitunas y que suele dejar algunas en cada árbol porque le gusta dejar algunas para los tordos, para que coman, porque si la naturaleza le da esos frutos, algo debe quedar para la tierra y los animales.
Según los cálculos del papá, hoy recogimos aproximadamente cien kilos de aceitunas que esta misma semana irán al molino para producir aceite para el consumo de la familia. Si el próximo fin de semana hace bueno, volveremos para terminar la cosecha.
Me siento muy afortunada de poder integrarme a estas costumbres, me ha encantado escuchar a mi suegro y estar todo el día en el monte ha sido una de las mejores cosas que me han sucedido en meses...
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Penilla, qué precioso es esto que cuentas. Yo, que soy más de campo que un chaparro, no sabía nada de eso de los tordos que cagan huesos de aceituna... es una pasada. Pero digo yo, esas que tienes en la foto son "aceitunas del agua", no las de aceite. Serán anteriores a las que estáis recogiendo ahora, no???
ResponderEliminarQue maravilla de entrada, con lo queme gustan esas historias sobre el amor a la tierra y a sus frutos. Me ha encantado la narración de los tordos. ¡Buena cosecha! Hombre sensible tu suegro. Un fuerte abrazo x2.
ResponderEliminarHala, qué bueno! Me alegro mucho de que la familia haya trabajado junta. Eso une. Además las cosas de casa naturales saben mejor. Bonito post, Pena.
ResponderEliminarme ha encantado la historia!! tu suegro debe ser digno de conocer. me gusta su filosofía y cómo entiende la relación con la tierra.
ResponderEliminarestoy con candela en lo de las aceitunas. las de aceite no deberían estar más maduras?
Qué recuerdos me has traído con esta entrada aceitunera... yo también hace muchos años recogí aceituna.
ResponderEliminarMe alegra que te haya resultado placentero ese encuentro entre familia y naturaleza.
Un beso
noche
¡Que suerte tener aceitunas este año! lo digo por que por mi terruño se helaron todas este invierno y los pobres olivos estan secos.
ResponderEliminarYo que voy por obligación a recoger aceitunas encuentro menos sugerente el trabajo, aunque reconozco que si se hace en buena compañia, con buen tiempo y a eso le añades un almuerzo en la lumbre, tiene otro color.
Candela: la foto es de las aceitunas que dió nuestro olivo el año pasado. Fueron esas y solamente esas :D Las del papá ya están negras a esta altura del año...
ResponderEliminaremejota: gracias emejota, espero que este año tengas oportunidad de probar el aceitito casero...
Juli Gan: gracias, la verdad es que lo disfrutamos mucho aunque hoy mi güera tiene agujetas en músculos que no recordaba que tenía jajajajaja
Kali: Bienvenida a mi blog! mi suegro es todo un personaje... no te lo puedes imaginar, a ver si escribo más de él. Y si, las aceitunas de aceite son las que ya están negras, aunque dice mi suegro que viene bien que haya algunas verdes entremezcladas porque eso ayuda con el grado de acidez... yo repito solamente, soy neófita en el asunto...
noche: pues si, la verdad es que lo disfruté más de lo que me imaginaba, es que yo siempre he sido flor de asfalto :)
cereza: pues si que es suerte porque a pesar del frío que hizo me parece que el sitio donde están los olivos de mi suegro está bastante resguardado. Y tienes razón, el día estaba como de película y el almuercito tuvo mucho que ver jajajajaja ¿para cuándo tu primera entrada en tu blog? como dicen los mediums "¡¡manifiéstate!!" jajajaja
Ahora mismo me estoy muriendo de envidia. Lo que daría por campar por el monte y más teniendo el trabajo de recoger algún fruto. Sin embargo, seguiré disfrutando de mi insomnio.
ResponderEliminarPena...qué maravilla poder contactar con la tierra de este modo. Debes terminar que te duelen hasta los huesos "de las aceitunas" pero con una satisfacción increible. Y además si en en buena sinónía con la familia ya ni te cuento.
ResponderEliminarNá! esto tenies que celebrarlo con unos huevos con patatas fritas con el aceite que salga!!
Besos!
gracias por compartir las enseñanzas de tu suegro con nosotras, siempre va bien aprender más y también ver que la normalidad va existiendo poco a poco. sigue disfrutando de esos momentos familiares
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