La isla de los pelmazos

Apuntándome a la tendencia marcada por Candela, comentaré que yo también tengo vecinos indeseables. Por suerte en mi caso es solamente uno y tiene dos perras.

Definitivamente debe estar propuesto a acabar con esa hipótesis que tiene mucha gente de que las personas que quieren a los animales son, por definición, buenas personas... WEEEEEEEEEE... éste es un pelmazo.

Resulta que tiene la manía de pasear a sus perras sin atarlas justamente enfrente de mi casa, rodéandola (vivimos en una esquina), de ida y vuelta y ahora que es verano, además nos regala con la hermosa visión de su cuerpo serrano duramente trabajado y apenas cubierto con una prenda que no he logrado distinguir: ¿será un bañador, un pantaloncillo corto o definitivamente unos calzoncillos?

A ver, que la calle es libre y cada uno se pasea como quiere, por mi puede ir en pelotas o disfrazado de mujer afgana, lo que me molesta es que sus perras que salen al día aproximadamente 15 minutos, que el resto del tiempo se lo pasan encerradas en un porche que en verano es un horno y en invierno una hielera, cuando se ven libres salen desbocadas a encararse con mis perras a través de la valla sin que él haga ni el menor gesto por controlarlas.

El escándalo que se monta cada vez es horroroso y lo peor es que dos de mis perras, las más pequeñas, se ponen tan nerviosas que han llegado a engancharse entre ellas y herirse antes de que podamos separarlas.

La última vez fue el miércoles de la semana pasada. En mitad de la refriega y cuando mi güera llevaba en brazos a la más pequeña de las perras, ensangrentada, mientras él seguía chuleando frente a la parcela, le pidió educadamente (mi güera se controla muchísimo) que si por favor podía elegir otra ruta para sus paseos porque nuestras perras un día se iban a hacer daño en serio...

¡Abracadabra! El buenorro se metamorfoseó en energúmeno y comenzó a gritarle que si debería darnos vergüenza tener unas perras tan mal educadas, que si las de él estaban tan bien educadas que comían con cubiertos (casi), que mi güera no le faltara al respeto, que mucho cuidadito con la manera en que le hablaba (!!) y entonces ella le preguntó si la estaba amenazando y el muy imbécil contestó que si!!!

Yo estaba tan sorprendida que no acertaba a abrir la boca hasta que el tipo arremetió diciendo que debería darnos vergüenza porque nuestras perras le ladraban a su niño y lo asustaban y allí fue cuando me reencontré con las palabras y le dije que si a alguien le debería importar el niño era a él y que si tanto lo quiere no entendía porqué insistía en traerlo y ponerlo frente a la valla cuando las perras estaban más nerviosas. El tipo se dio la media vuelta y se fue. Toda la escena a grito pelado, él en mitad de la calle y nosotras dentro de la parcela. SUPER desagradable.

Por eso estuve pensando y lo comentaba con Juli Gan... deberíamos hacer un reality llamado "La isla de los pelmazos". Mandaríamos allí a todos los vecinos funestos que tenemos: los chillones de Candela, los guarros de la Juli, nuestro buenorro y los que se vayan acumulando. Los encerramos, les ponemos cámaras y micrófonos por todos lados y contemplamos como se van aniquilando unos a otros... como experimento sociológico. El que sobreviva gana y como no se le puede premiar porque para ganar habrá tenido que cometer varios delitos, podríamos darle como "compensación" que veranee en una urbanización llena de niños chillones y padres maleducados, que se gane la vida mediante un magnífico empleo de limpiador de las escaleras de un edificio lleno de gente guarra y pase los fines de semana tratando se separar perros nerviosos...

Mientras tanto dejo aquí una cancioncita que le va como anillo al dedo al guapérrimo de mi vecino: