Miedo

Si ahora quisiera volver no podría hacerlo, el lugar de donde salí ha cambiado tanto en mi ausencia que no lo reconozco ya. Mi familia y amigos siguen allí pero son rehenes del miedo. Se juegan la vida cada vez que van a trabajar, a estudiar, a hacer la compra.
Los niños (mis sobrinos nietos) crecen respirando la inseguridad y los adultos han olvidado ya lo que es ir despreocupadamente por la calle. Todos son conscientes de que cada vez que llega la noche y se meten en su cama son afortunados por haber completado otro día sanos y salvos.
Hay una guerra declarada entre el presidente de México y el Narco y quien va perdiendo es la población que de pronto se ha visto en mitad de un fuego cruzado sin saber muy bien si hay buenos y malos ni quién está en cada bando.
El contraste de la realidad con mis recuerdos es demasiado doloroso. Ahora no vale la pena ponerse a mirar si se hubiera podido hacer algo por prevenir esta situación. El mal está hecho, el Narco está infiltrado en las instituciones, en las universidades, en todas las capas de la sociedad. Desde fuera me parece que el presidente pecó de ingenuo o quizá de soberbio al declarar esa guerra. ¿Acaso era el único que no sabía lo extendido que estaba el poder de los cárteles? Si era un secreto a voces...
Mi gente me dice que me extraña pero que espera que yo no vuelva a México más que de visita, que se alegran de que yo no tenga que vivir lo que ellos están pasando. ¡Qué tristeza! Nunca pensé oír a mi hermana decir que ella es partidaria de la legalización de las drogas... cómo cambia el miedo a la gente...

Imagen tomada de aqui.