febrero 18, 2010
De cómo salí del armario
Este post está motivado por algo que leí en el blog de Encantada. Ella plantea en su post el miedo a dañar a los seres queridos saliendo del armario. Debo decir que sus post siempre me gustan porque son tan razonados que me motivan a reflexionar, por eso a bote pronto me dije que escribiría ayer y sólo hasta hoy me he sentado con las ideas medianamente ordenadas. Vamos a ello.
Tengo cuarenta y siete años y en todo ese tiempo he tenido oportunidad de pasar por diferentes etapas respecto a mi propia visibilidad. Cuando fui niña y adolescente, viví metida en mi propio mundo sin que me interesara salir de él, cuando me asumí como adulta las cosas fueron distintas. En algún post anterior expliqué cómo fue que vi la luz. Poco después de eso comencé la relación con mi (dis)pareja y estuve con ella ocho años. Ella tenía un miedo atroz a que nuestras familias supieran que éramos lesbianas. Yo no lo compartía pero por ella dije muchas mentiras inverosímiles. A la distancia puedo reconocer que era tratar de tapar el sol con un dedo, por circunstancias de la vida ella terminó viviendo conmigo y con mi madre y si algo tienen las madres es que pueden montarse películas si quieren, pero no son tontas.
El final de esa relación fue muy malo, en muy malos términos y de muy mala manera de mi parte. Cometí errores de los que aprendí pero al mismo tiempo me impulsó a hacer algo que nunca había hecho antes: buscar el apoyo de mamá.
Un día le dije que tenía que hablar con ella y le solté la famosa declaración de "soy lesbiana". Me hizo muchas preguntas acerca de porqué era "asi", si ella "tenía la culpa", cuánta gente "lo sabía" y sobre todo porqué se lo decía en aquel momento. Le dije la verdad a cada una de sus preguntas y solamente me negué a contestarle quiénes de los que me rodeaban eran homosexuales o lesbianas como yo. Soy enemiga de sacar a la gente del armario a empellones.
Ella dio por terminada la conversación y no se volvió a hablar de el tema hasta cuatro o cinco días después. Me sorprendió con un abrazo y me dijo que sentía mucho que yo hubiera tenido que mentir tanto y que le dolía pensar en la cantidad de veces que yo la habría necesitado y no había sentido la confianza de contar con ella. Lo que siguió después no fue sencillo pero con el paso del tiempo y el trabajo de las dos terminamos por ser amigas y tener una relación basada en el respeto y el amor.
Hoy se que si yo no hubiera hecho lo que hice nunca hubiera llegado a conocer a mamá del todo ni ella a mi. Valió la pena vencer el miedo porque eso me hizo sentirme libre y me permitió dejar de esconderme y emprender el crecimiento como persona que me ha llevado a dejar de meterme autogoles en la elección de pareja y en otras muchas decisiones que tomé en mi vida. Hoy en día no sería capaz de volver a mentir para ocultarle a nadie esa parte tan importante de mi vida como es el hecho de que estoy enamorada de una mujer maravillosa y nuestra relación se merece ir por la vida sin mentiras. Si la persona a quien más quise proteger me agradeció la sinceridad nadie más tiene derecho a pedirme que no lo lastime, sobre todo tomando en cuenta que el hecho de que yo sea lesbiana no tiene porqué herir a nadie. Yo acepto y tolero la heterosexualidad de los demás aunque no la comparta. Sólo pido el mismo trato.
Por otra parte, puedo comprender sin compartir lo que es sentir miedo. El miedo paraliza y vuelve irracional a quien lo siente. A esas personas que sienten tanto miedo no puedo juzgarlas, en todo caso les daría un abrazo y las invitaría a hablar. Cuando una saca a la luz sus temores muchas veces se diluyen.
Honestamente me daría bastante rabia que la gente se siguiera muriendo de miedo como mi primo Guillermo...
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Es una historia referente a tu madre muy bonita, desde luego las madres no son tontas y la tuya además era buena, por sus hechos.
ResponderEliminarYo me niego a hacer distinciones entre personas por motivo del sexo, de la inclinación, del color de la piel, de los ojos, la altura, etc. Cada uno somos un compendio que merece la pena amar y ser amado, lo demás "paparruchas". Lo que sí me importan son los sentimientos y la buena voluntad. Solo puedo reconocer una cosa, que la sensibilidad parece estar mejor repartida entre el género femenino, sin ánimo de faltarle al masculino, que varones dulces, sensibles y heteros creo que también los hay, aunque no abunden. Besos x2.
Pena, ahí tuviste más suerte que yo. Ni te imaginas lo que vino detrás de mi "confesión", ni son cosas para contar ni en el blog ni en comentarios. No me sirvió para reconciliarme sino para una guerra primero caliente y luego fría en la que, a modo de amortiguador, se ha encontrado siempre mi padre, con lo que al final es el que ha recibido los golpes más directos. Hasta tal punto que ya desde hace muchos años me dice: "a mamá no le cuentes tus cosas, ni a dónde vas, ni de dónde vienes, porque luego tú te vas tranquila a tu casa y me toca a mí lidiar con ella".
ResponderEliminarMe ha dado sincera y sana envidia :)
¿Sabes?, cuando has dicho que a esas personas que sienten miedo no puedes juzgarlas y que en todo caso les darías un abrazo y las invitarías a hablar, yo he sentido que me abrazabas, porque yo, Pena, estoy llena de miedos...
ResponderEliminarQué bien me ha venido leerte...
Un abrazo de todo corazón mujer valiente!
Huy, éste es un teme muuuy delicado. Supongo que todo el mundo valora su entorno para atreverse o no. Sé, por otras personas, la tortura que debe ser sentirse diferente y asustad@ frente lo lo que sienten y piensan los demás en la adolescencia. Por suerte o desgracia a mí en aquella época me gustaban los chicos de mi clase. Ni me imagino lo que debe ser la tormenta interior desde tan joven. Me imagino que cada uno necesitará su tiempo de maduración para decir o no lo que quiera, pero eso es algo que no se puede obligar. Como en mi casa no somos nada comunicativos, nadie se extraña de nada. Y a mi madre ya no se lo puedo contar porque no tengo ouija.
ResponderEliminarMuchas gracias por escribir este post en relación con el mío, la verdad es que tus palabras y tu experiencia me sirven para reflexionar y tratar de ubicarme mejor en mi situación.
ResponderEliminarEn mi caso, como en el de Candela (que, además de lo que ha dicho, desconozco), lo que vino después de la confesión fue terrible. Ahora vivo una guerra fría que, también en mi caso, mi padre se encarga de amortiguar.
En fin, cada situación es un mundo, pero creo que algo muy valioso es tener la perspectiva de varios años para poder hablar de procesos que llevan muuucho tiempo. Además de atreverse a vencer el miedo, por supuesto.
El miedo es libre, pero solo cuando se habla, sobre todo con las personas queridas, te liberas. En cuanto al respeto que nos debemos todas las personas, me molesta que muchos heteros opinen sobre los gays y lesbianas, porque a mi nunca me ha preocupado a quien mete en su cama un hetero, y solo pido el mismo respeto para mi. Un beso
ResponderEliminaremejota: pues si, mi madre era muy buena aunque un poquito seca, lo cual dificultaba descubrir su bondad. Además era inteligente. Afortunadamente pude descubrirlo a tiempo :)
ResponderEliminarCandela querida: entiendo lo que me dices y lamento que te haya tocado pagar la verdad de esa manera, yo qué quisiera, que nadie tuviera que pasar por cosas asi... Te mando un fuerte abrazo...
Glora: me parece que el miedo es tan subjetivo que vale la pena ponerse en los zapatos de los demás para entender lo que sienten antes de juzgar, es todo. A mi me hubiera gustado que los demás lo hicieran en las ocasiones que yo he sentido miedo, que no han sido pocas. MUchos besos...
Juli: de acuerdo contigo. Cada uno debe decidir si sale o no sale y porqué y cuándo lo hace... por eso digo que sacar a la gente del armario a empellones no es lo mío y lo menciono porque alguna vez conocí gente que tenía ese hobbie...
encantada: efectivamente, la perspectiva de muchos años es lo que dimensiona un proceso. Lo que yo he sintetizado en este post me llevó años de negociaciones con mi madre antes de que pudiérmos ser amigas. Al principio de mi salida del armario se pensaba que todas las mujeres que me rodeaban eran mis amantes potenciales, por ejemplo. Fue un aprendizaje que ella me tuviera confianza y que yo se la tuviera a ella... nada es para siempre.
Isabel: creo que parte del problema es que hay demasiados prejuicios y nosotros mismos estamos llenos de ellos. Sin ir más lejos, cuando yo era super joven tenía miedo que se supiera que era lesbiana porque trabajaba en una escuela primaria y "¿Qué pensarán los padres de familia?"... sin darme cuenta que me estaba demonizando yo sola. Ha sido un proceso largo desprenderme de todo eso y sólo una vez estando libre he podido pedir ese respeto que me merezco. ¡Qué difícil es crecer! Besos
llevaba un par de días con muchas ganas de llegar a este post, lo veía en mi barra lateral y lo posponía porque quería disfrutarlo, coo he hecho ahora. He dejado la granja, Qué alivio, no veas qué enganche es eso...
ResponderEliminarme ha encantado lo que cuentas, de ligas, una la concía, la otra no. Y qué verdad lo bueno que es decirselo a las madres: si lo saben ellas, lo acepten o no, se abre una inmensa ventana y entra el aire fresco. Yo no querría morirme o que mi madre se muriera sin haber sabido algo tan importante de mi vida...
Mi madre es de las que piensan que "prefiere un hijo muerto a un hijo homosexual", así que nunca se me ha ocurrido decírselo, pero admiro mucho a quienes tenéis el valor de hacerlo. Y más aún a las madres y padres que aceptan a sus hijas/os como son.
ResponderEliminarA mis padres les costó un tiempo asumirlo, pero por fin ahora disfrutan conmigo y me saben feliz.
ResponderEliminarTe citamos por aquí: http://badabolloworld.blogspot.com/2010/02/visibilidad-egoismos-y-miedos.html
Un abrazo*
El mismo comentario que me inspiró el post de Encantada:
ResponderEliminar"Excelente post y muy bien desarrollado: sobre el particular pienso que no hay que invertir los roles familiares, es decir, no nos convirtamos (gays y lesbianas) en "padres de nuestros padres". Sería como restarles dignidad y menoscabar su derecho a la evolución y al crecimiento. La homofobia internalizada a veces, (muchas) es engañosa y reviste el manto de "protección" silenciosa a nuestros familiares. Tratemos de conceder el derecho que corresponde a cada adulto, de afrontar la verdad con toda transparencia...aunque el proceso lleve un tiempo de asimilación.
((Post como éste son muy necesarios))
Mi madre, ufff, yo nunca hablé con ella, no fuí explícita pero la pakirrota vino desde el primer día a las reuniones familiares y partiendo de la base de que tonta no era, pues eso, ella vería. Se que soy muy dura con estos temas pero es que no se merecía una declaración tan íntima, no se merecía conocerme, es que excedió los límites.
ResponderEliminarYo he tenido mucha suerte con mi familia respecto a eso. tenia muchísimo miedo de lo que pudiera pasar cuando se enterasen y me han aceptado sin ningún problema a mi y a mis parejas. en mi casa está normalizado pero sé que mi madre tiene miedo de lo que la sociedad me pueda hacer. hay mucha gente q no lo tiene fácil así que hay que respetar los momentos y circunstancias de todos porque salir del armario no es fácil. un beso y gracias por compartir esto con nosotras.
ResponderEliminarTuviste suerte, mi madre se enteró por un descuido y fue muy trágico, sólo veinte años después lo acepta aunque no lo comprenda ... pero en medio cuánto dolor,.. es una decisión tan dolorosa dependiendo de quien sea el familiar que no seería capaz de decir a nadie lo que debería hacer ni por dogmas ni por ideologías, el sufrimiento de cada cuál no lo gestionan las políticas sino que cada uno lo lleva dentro..
ResponderEliminarFarala: gracias por lo que me dices, la verdad es que mamá me sorprendió con una reacción que no esperaba, ojalá que a todo mundo le sucediera lo mismo...Te felicito por desengancharte de la granja!!!!
ResponderEliminarmärmara: gracias por tus palabras. La verdad es que no se que fue lo que me llevó a confiar en mamá en ese momento, por suerte la intuición no me falló...
Vecina: gracias por el enlace y bienvenida al blog, vuelve cuando quieras.
maga: invertir los roles con los padres es un poco inevitable cuando tienes con ellos una relación como la que tuve con mi madre. Al final ella era un poco mi hija y no me pesa. En lo que estoy de acuerdo es en que no hay que subestimarlos, a veces tienen una capacidad de respuesta inesperada.
güertana: has dado con algo que no expresé en el post pero que es importante para mi: hablar de mi vida más íntima para mi es un regalo de confianza, no un areivindicación. Así loe lijo yo y de esa manera se lo dije a mamá. Cada uno sabe si quiere y puede hacerlo y sus condiciones...
Ripley: pues eso, el respeto ante todo. Creo que las buenas experiencias como la tuya y la mía hacen "menos ruido" que las dolorosas, por eso vale la pena exteriorizarlas aunque siempre sin empujar a nadie a que haga algo para lo que no se siente preparado.
Ico: lo siento mucho Ico, debe ser muy traumático que suceda como cuentas tú, por accidente. Comparto contigo la posición de respeto a los tiempos y decisiones de los demás.
Vuelveeee, Pena. A ver si vuelves de una vez. Ya nos darás un toque.
ResponderEliminarMe ha impresionado de veras la historia de Memo.
ResponderEliminarAún estoy sin habla.
:)
ResponderEliminarhay que desterrar el miedo del planeta!!! es la única emoción que paraliza y que ancla y que destruye...
ResponderEliminarabracitos salinos