mayo 28, 2009

Pos eso

Por mis antecedentes familiares en materia médica hace tiempo que tengo la costumbre de hacerme una revisión médica al año... lo normalito: tensión, colesterol, azúcar en sangre, bla, bla, bla. A ver, no es que tenga miedo de morirme pero puesta a escoger prefiero no sufrir alguna enfermedad de esas crónicas que uno puede prevenir si las pilla a tiempo.
El caso es que desde que llegué a España hace dos años, había dejado de lado el sano hábito de escudriñar mis dentros físicos y me había ocupado solamente de los dentros emocionales que estaban como prioridad.
La semana pasada dije basta y decidí ir a la médica que me corresponde para abrir expediente y al recitarle los mentados antecedentes (infartos fulminantes y accidentes cardiovasculares varios por parte de padre e hipertensión por parte de madre), me indicó el itinerario conocido de analíticas y el punto más desagradable del recorrido, al menos para mi, la citología...
La visita a la matrona ha sido surrealista por una parte (las condiciones del ambulatorio donde me hicieron la prueba son deplorables) pero como este blog es una suerte de ejercicio para celebrar la vida, elijo hablar de la parte que me resultó cómica... ahi va:
Llega la matrona y me ve sentadita en la sala de espera con mi güera al lado. Supongo que en ese momento no se hizo ninguna hipótesis del parentezco entre nosotras, quizá ni la vió porque la que consultaba era yo. El caso es que me hace pasar a su consultorio y comienza a interrogarme de porque estoy allí y yo a relatarle el historial y el seguimiento ginecológico que llevé en México y todo ese rollo que es el que a ella le atañe... pero bueno, la gente quiere conversar y ella lo intentó. Me preguntó:


Matrona: y qué, ¿trabajas?

Yo: Aquí todavía no (conservo mi trabajo en una universidad mexicana a través de Internet en lo que puedo homologar mi título)

M: ¿Y cuánto tienes viviendo aquí?

Y: Dos años y poco más...

M: (Con cara de extrañeza... esta no trabaja, tiene dos años aqui y tiene número SIP???) ¿Y se está mejor aquí que en México?

Y: (pues en México yo vivía muy bien a decir verdad...) Pues cuando te enamoras, si...

M: (Con cara de ilusión) Ay! te enamoraste de un español???

Y: Pues no, me enamoré de una española... de ella! (señalando a mi güera que estaba de lo más divertida...)

M: Ah!... eh... (confusión, tartamudeo, mirada vaga que no sabe dónde posarse...) no pues... si yo no digo nada, eh?

Y: (pos eso... no digas nada y recupera la compostura que ahora viene la parte donde me tienes que hacer la citología y no te quiero toda temblorosa y dubitativa allí abajo...)

Yo siempre he dicho que no preguntes si no quieres respuestas...

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